miércoles, 24 de abril de 2013

Estr�s* Don Quijote defiende el buen nombre de Dulcinea
odav�a flotaba en el aire la estela de agradecimientos de don
Quijote, cuando este se encontr� con un grupo de comerciantes de
tela. Pero como los tom� por pobladores de su mundo imaginario,
crey� que eran caballeros andantes como �l. Se plant� en medio del sendero,
frente a ellos, y con la frente en alto exclam�:
T
��Alto! �Alto! �Alto ah�!
Los comerciantes se miraron entre s�. Si alguien hubiera podido leer lo
que dec�a la expresi�n de sus rostros, habr�a le�do: "Este tipo est� loco de
remate".
Uno de ellos puso cara de tonto y pregunt�:
��A cu�l de nosotros se refiere al decir "alto"? Porque somos todos m�s
bien de baja estatura. Por lo que veo, aqu� usted es el �nico de mucha altura.
Don Quijote respondi� de inmediato:
�Caballeros, parece que mis palabras no les resultaron claras.
��Pero qu� clara ni qu� yema ni qu� huevo duro! �Y salga del medio
porque tenemos apuro! � dijo uno de ellos con muestras de enojo en los ojos.
�Se�ores, yo no me refer�a a su altura. No me importa si son altos o
bajos. Lo que quiero es que frenen su marcha.
�Por favor, salga del medio. No estamos de paseo. Tenemos mucho
trabajo.
�Les digo que se de...
��Nos dice que sabe de qu�?
�No, no digo que s� de algo.
�Y si no sabe, �para qu� habla?
�Les digo que se dete...
��Nos dice "qu� sed de t�"? �Pero qu� t� ni qu� caf�! �Qu� quiere, que le
sirvamos un t�? �Se cree que somos sus lacayos? �Haga el favor de salir del
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